Intercambio de barbarie
Por: Joseph Garzozi Buchdid - Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
“La suprema injusticia, es no ya falsear, sino callar la verdad”. Miguel Unamuno
Mucho se habla, publica y comenta sobre el tráfico de drogas, sus terribles y nefastas acciones y consecuencias. Este tráfico de miseria y barbarie que de Latinoamérica y los países del Tercer Mundo fluye a Norteamérica, Europa y países desarrollados tiene como respuesta otro tráfico igualmente miserable y bárbaro, que sin embargo no recibe la misma atención y mucho menos control o sanción.
Se dice que Latinoamérica con la droga está destruyendo lo mejor de la juventud del mundo desarrollado, pero nadie dice cómo ese mundo desarrollado está destruyendo lo mejor de nuestra juventud con otra droga igual de maligna: la pornografía, la violencia y las armas.
Intercambiamos barbarie, droga por sexo y violencia. Matamos por igual los cuerpos y las almas de nuestra juventud.
Hemos saturado el cine, la televisión y la prensa con la más absurda difusión de los excesos deformantes y las aberraciones del sexo y la violencia.
El intercambio de la droga es clandestino con altos riesgos y dramáticas acciones.
El intercambio de la pornografía y la violencia es formal, usa los canales de comercio normales, una muestra más de cómo los países desarrollados lo son tanto que hasta la droga del sexo y la violencia, nos las venden con guantes blancos.
No sé quién es más bárbaro, si el pobre que cultiva y trafica con la droga para subsistir y alimentar a su familia o el millonario que en su vacio de tenerlo todo nos vende su frustración y enfermedad. Con el mismo interés y preocupación que se trabaja para controlar el tráfico de droga deberíamos trabajar para controlar el tráfico de la pornografía, la violencia y las armas. Condicionemos de alguna forma los convenios para que el intercambio de barbarie se controle en ambos sentidos, sur-norte y norte-sur.
No es solidaridad el pedirnos que nos hundamos todos en la misma marejada de vicio y corrupción. No es justo tampoco solo pedir que ayudemos al más fuerte pero que éste nos siga enviando su basura que es el abono, para que justamente se intensifique y amplíe el círculo de los cultivadores y traficantes de droga. Detengamos el tráfico de la pornografía, la violencia y las armas, porque solo así comenzaremos a detener el tráfico de la droga.
Actuemos conjuntamente para controlar el intercambio de barbarie en los dos sentidos, única fórmula para resultados positivos y sostenidos.
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