La Libertad II
Por: Joseph Garzozi Buchdid - Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Comprender lo que significa vivir en libertad, puede para muchos ser una cosa natural por tener el privilegio de vivir en países donde está, además de ser una realidad actual, tiene una supervivencia histórica y una tradición de muchos años.
Este es el caso de Canadá, Estados Unidos, Países Nórdicos, Gran Bretaña, Francia, Holanda, Suiza, etc. Libertades a medias son la de nuestros países iberoamericanos y muchos del tercer mundo que además pasan cíclicamente de un periodo de vivencias en la misma y garantías individuales, a otros de dictaduras y limitaciones de varios tipos por razones jurídicas, económicas o impositivas. En contraste con estos dos ejemplos, están asimismo algunos países de Europa, África y Asia y casos como Cuba en América, Corea del Norte en Asia, en donde la libertad era y sigue siendo solo una palara del discurso político demagógico y cínico.
Pero si meditamos y analizaos brevemente lo que significaron los cambios en Europa Oriental, comprenderemos el por qué aun en alguno de ellos la libertad sigue librando su combate en el “primer round”. Cuando un Estado ha deformado a su pueblo hasta convertirlo en un conglomerado de minusválidos, incapaces de decidir por sí mismos sobre asuntos tan elementales como alimentación, vestido, vivienda, trabajo, ya que todo ello lo reglamentaba el Estado mediante los controles de racionamiento y cartillas para alimentos, ropa, etc., así como trabajos asignados, la prohibición de libre movilización interna y la de viajar al exterior, y la de vivienda muchas de ella compartidas con extraños; el resultado del encuentro con la libertad es una especie, en unos casos de parálisis, inseguridad crónica y temor, y en otros de loca euforia y descontrol.
Tener que competir por capacidad, conocimientos y habilidades para los empleos, profesiones y trabajos les resulta aun a muchos ciudadanos de ciertos países un dilema y un desafío muy cuesta arriba, están tan debilitados y deformados por años de un régimen opresor, que son casi inválidos que salen de los campos de concentración rojos a un mundo que en muchos casos ni imaginaron que existiera.
Poder hablar libremente, criticar, comentar, leer, informarse, educarse, movilizarse, vestirse, comer, reír, es para ellos como volver a nacer. Esa nefasta intervención del Estado en los pueblos lo único que logra, además de esclavizarlos, es castrarlos hasta convertirlos en simples piezas de un laboratorio de experimentación rojo del socialismo del siglo XXI que termina marcando una vida negra en los pueblos sometidos a ella.
Aun a nosotros los latinoamericanos que vivimos las libertades a medias, y a la misma población que habita en las sociedades de consumo, la diversidad de opciones nos impacta, y la variedad nos enriquece mental, intelectual, artística y culturalmente; ¿cómo será para todos estos pueblos que nacen al mundo de la libertad y la diversidad?
El combate es a varios “rounds”. Ojala puedan ir venciendo en cada uno de ellos y no desfallezcan en su lucha para superar dicho impacto de la abundancia, las opciones y sobre todo de las decisiones y la libre competencia. Vivir en libertad implica una gran responsabilidad y una gran madurez. ¿Tendrán y cuánto tardarán en tener esos ingredientes los pueblos liberados de esos regímenes, y especialmente los ciudadanos prisioneros actuales de las revoluciones del socialismo del siglo XXI?.
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