Lo anterior expresado, refleja la magnitud y gravedad de la situación mundial que varía según países, regiones y culturas, lamentablemente borré el mensaje y conservé en mi memoria lo indicado. Está muy claro que las capacidades humanas tienen límite y que hay fuerzas contra las cuales el hombre no puede combatir ni evitar, tales como terremotos, inundaciones, erupciones volcánicas, etc.

En el campo de las pandemias y enfermedades, aunque nos puede tomar mucho tiempo y muchas vidas, hemos podido controlarlas, aunque no siempre eliminarlas. El cáncer es un ejemplo, eso nos debe orientar y hacer reflexionar que en el caso de los creyentes, Dios nos puede salvar iluminando nuestras mentes, inspirándonos soluciones, consolando nuestras pérdidas de la salud y aflicciones por las vidas perdidas y/o los bienes, trabajos, propiedades, etc., perdidos. Dios nos da la fuerza para superar dichos problemas y reconstruir nuestras vidas y bienes.

Cuando la soberbia humana ignora a Dios, el espíritu humano en su soledad, siempre estará enfermo en diversas formas, especialmente en algo que nos es vital y que llamamos felicidad.

Aunque estemos vivos pero sin salud, sin trabajos, encerrados, limitados y más aspectos, no somos felices por más dinero y/o poder que tengamos, igual de una u otra manera moriremos. Aquí es cuando la fe en Dios serena nuestro espíritu, controla y consuela nuestros dolores, nos ilumina el camino, nos da esperanzas y nos calma para entender los acontecimientos; y con la inteligencia que nos dota Dios, buscar soluciones, restablecer equilibrios y más hasta tratar de alcanzar lo que todos buscamos: la felicidad.

Con Dios es más fácil encontrarla pues Él es el Camino, la Verdad y la Vida.

Que Dios nos ilumine y proteja.

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