Felicidad vs Placer
Por: Joseph Garzozi Buchdid - www.pensar.ec - Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
“La felicidad se alcanza cuando lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace, están en armonía”. Mahatma Gandhi
“No existe felicidad que viene de afuera, tienes que encontrarla en ti mismo”: Beethoven
“El placer priva de sus facultades al hombre tanto como el dolor”. Platón
“El camino a la perdición esta disfrazado de placeres”. Anónimo
Lo más difícil es definir la felicidad o tratar de entenderla con una expresión que abarque a la enorme diversidad de seres que conforman la humanidad, con su amplia diversidad, cultural y variada interpretación de la felicidad.
Según mi reflexión, la felicidad está más vinculada al alma, al intelecto del ser humano, a su filosofía y formas de entender la vida.
El placer así mismo, según mi entender, está más relacionado a nuestro cuerpo físico, a nuestras sensaciones físicas, a las respuestas gratificantes de nuestro cuerpo.
Por ello, no hay que confundir o unificar en un solo concepto la felicidad y el placer.
Hay seres que son felices sufriendo dolores y problemas físicos si estos forman parte de sus creencias, valores y de recompensas espirituales.
La felicidad, considero que está más clara y mejor definida en el pensamiento de Mahatma Gandhi que encabeza este artículo: la felicidad es armonía, es la habilidad de realizarse en la vida sabiendo, pensando, actuando constantemente, armonizando en lo posible todos los procesos.
Aun padeciendo grandes dolores y sufrimientos físicos se puede ser y sentirse feliz, el mejor ejemplo son las madres que sufren los dolores del parto pero son felices de tener los hijos, aunque además del parto, hayan pasado por un molesto y doloroso embarazo.
En este mismo ejemplo se manifiesta de alguna forma la diferencia entre felicidad y placer, pues la concepción del hijo fue en la mayoría de los casos un acto de amor y placer físico, que luego deriva en la felicidad del nacimiento.
El placer es limitado, no dura más de unas horas, y por ello crea servidumbres, adiciones y destruye vidas. Quien busca el placer en las drogas, el alcohol, el sexo, el poder, las riquezas y todo lo que sea material y/o corporal, siempre estará condicionado a una serie de elementos y circunstancias externas y en muchos casos, de dependencias y afectaciones a tu cuerpo, expresados en los dos pensamientos que encabezan esta reflexión.
Para ser feliz no necesitas necesariamente de otros o de algo, eres libre y aún en el silencio solitario de una meditación puedes sentir la felicidad en la paz interior.
El placer puede esclavizarte, destruirte, al punto de como dice Mark Twain: “De todos los animales, el hombre es el único que es cruel. Es el único que causa dolor por el placer de hacerlo”.
Basta ver a los dictadores que en las políticas de represión y muerte, sienten el placer de sentirse poderosos, dominar a sus pueblos y a los drogadictos o alcohólicos entre otros que viven el momentáneo placer de su esclavitud adictiva, para luego caer en la depresión y más afectaciones.
El placer en si no es malo, lo malo es la adicción al mismo.
Siempre busca primero la felicidad más que el placer, tu yo interior te lo agradecerá y la vida te compensará.
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