“Un país gobernado por la opinión no lo está por la competencia”.  Gustave le Bon.

Somos testigos, actores y sujetos de una revolución global producto de diferentes procesos políticos, sociales, religiosos, económicos y tecnológicos que están gestando grandes cambios en algunos países y en otros concretando los mismos, pero todos sin horizontes claros y definidos, con un solo denominador común: cambiar la situación global de corrupción, codicia, destrucción de nuestro planeta que ha llevado al mundo a un materialismo y consumismo brutal, con un solo objetivo servir al dios dinero.

La actuación de muchos gobiernos y sus gobernantes con sus discursos vacios de contenidos reales y sin soluciones efectivas en beneficio de sus ciudadanos, con ajustes y correctivos en función de resultados mayoritariamente económicos para solventar sistemas financieros y procedimientos que deben cambiar radicalmente y donde no se han visto grandes sanciones a quienes ocasionaron la crisis económica mundial.

Por otro lado, hay una juventud que gracias a las nuevas tecnológicas se informa, conecta, comunica y opina y con estas herramientas protesta y reclama ante una situación en la que sus esfuerzos, estudios, preparación profesional no les sirve para solventar sus vidas. Desempleados y sin una clara visión de su futuro observan a la clase política gobernante que solo polemiza y quiere, en algunos países especialmente latinoamericanos, consolidar dictaduras, donde solo el tiranuelo de turno con dadivas y abrumador control mediático quiere dominar todos los poderes del estado y controlar la información, opinión y hasta lo que debe consumir cada ciudadano en seudas democracias, con la torpe pretensión de creerse infalibles.

Siguen trabajando contra corriente, actuando contra las libertades, sin entender que el intercambio de información utilizando las nuevas tecnologías que ellos no pueden controlar, ganan espacios en el planeta, a pesar de sus acciones.

Estamos viviendo el nacimiento de una nueva civilización, inmersos en una nueva realidad global que la expreso muy bien Alvin Toffler en sus libros “La Tercera Ola” y en “La Creación de una nueva civilización”, ya que entramos en la era del conocimiento de la información y las nuevas tecnologías, lo que significa el fin de la revolución industrial, su cultura masiva, sus procesos y su economía y esto al parecer o no lo entienden los actuales líderes y gobernantes mundiales o por intereses económicos y de otra índole quieren defender y prologar la agonía y muerte de lo que creo la revolución industrial, oponiéndose a la revolución del conocimiento, la información, la libertad y la globalización de los mismos, con la revolución de las nuevas tecnologías.

Tendremos que afrontar grandes problemas con las variables que afectaran en diferentes formas a países y regiones, pero con un denominador común, gobernadas por una masiva mediocridad de los liderazgos políticos y gobernantes, con las pocas excepciones que esperamos y deseamos lideren los cambios por los caminos correctos en beneficio de los pueblos y la humanidad.

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