El Nido Vacío
Por: Joseph Garzozi Buchdid - Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
“Tus hijos no son tus hijos son hijos e hijas de la vida deseosa de sí misma.” Kahlil Gibran
Esta es una oportunidad para disfrutar de una lectura ligera y compartir con los lectores un hecho de mi vida. En la época que disfrutamos con mi esposa, más de 53 años de vida matrimonial, encontrándonos en esa etapa de los años dorados en los que en nuestro hogar, nuestro nido, solo estamos los dos.
El titulo no es ni mucho menos una reflexión sobre el síndrome del nido vacío, es más bien una experiencia real sobre un nido de una pareja de palomas que decidieron hacerlo en la terraza cubierta del patio interior de nuestra vivienda.
Estas palomas eligieron las aspas del ventilador del techo que cuelga sobre una mesa. Aquí se inician los primeros combates para ahuyentarlas y discutir con mis nietas, que querían protegerlas, cosa que no lo iba a permitir por todos los problemas obvios. Las ahuyentaba y volvían todos los días.
Coincidió un feriado de 4 días y salimos de vacaciones, protegiendo el ventilador con dinosaurios y figuras de los juguetes de mis nietas, para que actúen como espantapájaros, durante el tiempo que nos ausentábamos. Para nuestra sorpresa, al volver, encontramos el nido sobre los dinosaurios, que no sirvieron para nada, pues al parecer las palomas consideraron que yo era un troglodita y que ellas sabían que eran juguetes inofensivos.
Igual limpie todo, incluido el nido y les hablaba a las palomas posadas en el alero que no las dejaría hacer el nido en el ventilador y, en forma irónica, les dije a ellas y a mis nietas que lo hagan en una maceta que tenía a un lado de la planta, curiosamente el espacio ideal para hacer un nido.
Al parecer por increíble que parezca asi lo hicieron y nos encontramos ahora en una relación de convivencia pacífica, al extremo que la paloma parece comprender que ya está autorizada pues no se asusta cuando regamos las plantas o cuando pasamos la aspiradora o circulamos en el área. Todos los días nos observamos a la espera del nacimiento de los pichones.
Asi nuestro hogar con el nido vacío, se llenó de nueva vida y energía con un nido real. Todos los días la paloma me observa al igual que yo.
Es admirable la cantidad de horas que permanece en el nido incubando y la similitud del “palomo” con la actitud de muchos machos humanos, que después de ayudar a construir el nido desapareció y solo la visita de vez en cuando.
Estamos a la espera de la llegada de las nuevas criaturas que me han hecho reflexionar en la necesidad de los humanos de aprender a compartir y vivir en armonía, no solo entre nosotros, también con otros seres vivos.
Las aves pueden ser compañías ideales para los ancianos, requieren menos cuidados, ocupan menos espacios y alegran los hogares con sus plumajes y trinos.
La foto que encabeza este articulo refleja el escenario real de la convivencia. Ofrezco a mis lectores compartir los futuros eventos del nacimiento de los pichones, mis nuevos nietos alados, y luego cuando todos se marchen, volver a la realidad de nido vacío.
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