Reflexionar sobre la pobreza, es uno de los desafíos más complejos dependiendo de los parámetros con los que la medimos.

Si solo analizamos la pobreza con mediciones económicas, los resultados serán diferentes a una medición de la pobreza con referencia y parámetros de la felicidad, la paz, la tranquilidad o la libertad.

Quizás la medición debería incluir los parámetros: economía, salud, educación, felicidad, libertad, paz y tranquilidad.

Pero si un pueblo, ciudad o país tiene una población con unos criterios como los de la India, donde las sectas aceptan la pobreza como un karma para todas sus vidas, estamos ante un serio problema ya que la pobreza crea una situación grave para enormes segmentos de la población, no solo en la India, sino también en muchos países que la aceptan bajo dogmas políticos, como el comunismo o el socialismo del siglo XXI, donde igualdad y progreso equivaldría a que todos sean pobres con los mínimos básicos en salud, vivienda, educación, a cambio de aceptar las imposiciones y controles, la sumisión y el permitir que sus gobernantes corruptos vivan como reyes y los tengan confundidos con sus cansinos discursos, sus libertades aduciendo que han beneficiado a sus pueblos.

Por lo expuesto, el combate a la pobreza no es igualar a todos en los niveles más bajos económicamente hablando. La pobreza se combate primero garantizando las libertades y oportunidades para que todos tengan opciones sin sacrificar sus creencias y vivencias.

Cada cual de acuerdo a sus deseos y esfuerzos se ubicará en las metas que los satisfagan y sean felices. No todos pueden ser millonarios, ni todos tampoco tienen que ser pobres, cada cual ejerciendo su libertad deberá recibir educación y salud básicamente, para que con esas herramientas busquen lo que aspiren y sean felices.

Aquí cabe incluir una frase de John F. Kennedy: “Si una sociedad libre no puede ayudar a sus muchos pobres, tampoco podrá salvar a sus pocos ricos”.

En otras palabras, en igualdad de oportunidades cada individuo debe buscar y luchar por el lugar y nivel económico que lo haga feliz, porque para mí lo importante en la vida no es ser pobre o rico, sino ser feliz.

Los gobiernos mediante limitaciones, imposiciones, controles y doctrinas, aduciendo que combaten la pobreza, convierten a sus ciudadanos en eternos dependientes, pobres sin libertad ni incentivos y sobre todo sin oportunidades de alcanzar su felicidad.

Los ejemplos son claros, los miles de cubanos y venezolanos confirman con sus exilios y sus tragedias por las falsas promesas del comunismo y socialismo del siglo XXI y su esclavitud ante los tiranos y corruptos gobernantes que nadan en riquezas mal adquiridas, mientras sus pueblos sufren escasez, desnutrición, insalubridad, miseria, inseguridad y sobre todo perdieron sus libertades y con ello sus opciones para ser felices.

Concluyo con dos pensamientos de la Madre Teresa que son muy profundos en relación a los tiempos que vivimos:

“La pobreza no la hizo Dios, la hacemos tú y yo cuando no compartimos lo que tenemos.” Madre Teresa

“A veces pensamos que la pobreza es solo tener hambre, frío y sin hogar. La pobreza de no ser reconocido, amado y protegido, es la mayor pobreza. Debemos comenzar en nuestros propios hogares a remediar esta clase de pobreza.” Madre Teresa

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