Esta pandemia, una vez que contagia a políticos y burócratas, se multiplica de tal forma y con tal fuerza, que desequilibra las administraciones públicas en sus diversos niveles en todos los países.

Es una pandemia mucho más grave que las recientes, como el ébola o el sika. Afecta profundamente a las burocracias de los países, multiplicando los cargos parasitarios de funcionarios inútiles que succionan todos los recursos en su beneficio, multiplican leyes y normas inadecuadas para justificar sus puestos, creando dificultades para vender facilidades y asi además de succionar los recursos públicos, succionan los de los ciudadanos.

El virus es tan destructivo que construyen enjambres de corrupción, abusos, saqueos y destrucción de principios y valores, controla a los políticos ineptos, desarrollando en ellos la obsesión por la popularidad y la ambición de perpetuarse en el poder, y en su necesidad de tener adeptos comprados, pasan a depender de la droga de contar con seguidores, chupa recursos multiplicadores de la corrupción y generadores de los nuevos ricos y poderosos.

Estos “parasitócratas” han destruido ciudades como Detroit en Estados Unidos, países como Venezuela, que ya viven en la miseria y la oscuridad, sin luz, sin medicinas, sin víveres, sin trabajo, sin esperanza, con pobreza y miseria, crimen, inseguridad, prisiones, asesinatos y más, esperando lo peor. Este virus ya ha causado miles de muertos a nivel mundial. En la tragedia ecuatoriana del último terremoto vemos sus actuaciones que ya se han comentado ampliamente.

La Unión Europea ya está afectada del virus de la “parasitocracia”, lo que la vuelve lenta, complicada y gran consumidora de recursos.

Cuba y Corea del Norte son casos crónicos con muchos años de vida en la oscuridad, el miedo, las limitaciones, la opresión y la falta de libertades y garantías.

La “parasitocracia” está haciendo metástasis en muchas burocracias y países del mundo y en muchas instituciones mundiales, y aun en muchas empresas que han perdido su norte.

Uno de los más grandes males que actualmente afecta al mundo es la “parasitocracia,” virus mortal que corroe y destruye a la necesaria burocracia profesional y responsable, la desprestigia, la vuelve ineficiente, succiona recursos que corresponden al desarrollo de los pueblos, esclaviza y atemoriza.

La única fuerza que quizás podría combatir esta pandemia es la sociedad civil organizada a nivel mundial, que construya junto con las nuevas tecnologías redes de control, denuncias y acciones globales contra estos actores, creando y apoyando a instituciones y organizaciones globales para crear normas, procesos y sanciones que detengan las sangrías económicas de los países, la corrupción, la destrucción de la democracia, la libertad, la equidad, la justicia y más.

Si no actuamos ahora, moriremos asfixiados por el insaciable virus de la “parasitocracia,” pandemia mundial, que con sus procesos, mata literalmente a miles de seres humanos.

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