Sin ellas el ser humano caería en una decadencia complaciente, en un estado de comodidad y en un modo de vida hedonista.

Los gobiernos y sus actores se convertirían en dictaduras y dictadores perpetuos, soberbios, prepotentes y narcisistas.

Las épocas de bonanza y bienestar nos han llevado a excesos y abusos en lo público y lo privado, y pasamos a las crisis para poder corregir los excesos, los abusos y todos los actos delictivos con graves consecuencias para las sociedades.

Las crisis fueron y son necesarias para depurar, corregir y sanear las situaciones de las sociedades y países en su conjunto y la de los ciudadanos e individuos que las confirman.

Se dice que en las crisis pagan justos por pecadores, en parte es asi, pero en la lectura global cada cual recibe de las crisis una lección, para muchos son las sanciones y los ajustes, para otros son las mejores lecciones de vida para aprender, rectificar y crecer. Lo son también para dejar de ser ingenuos y creer en las promesas de paraísos que nos ofrecen ciertos políticos, ejecutivos y negocios.

Las crisis nos enseñan que nada es fácil, nada es gratis y que más temprano que tarde, recibiremos la factura por nuestras actuaciones y comportamientos, y estas pueden tener varios niveles de costos y precios en relación a nuestros niveles de ambición, soberbia, ingenuidad y usted siga poniendo los adjetivos para cada caso.

Los errores siempre se pagan y cuanto más graves y grandes, mayores son las crisis que en lo político nos han llevado a confrontaciones, revoluciones y guerras.

Estamos a nivel mundial, después de supuestamente haber superado una crisis global, en pleno desarrollo de una nueva crisis cuyas consecuencias aún no alcanzamos a dimensionarlas.

Las crisis son producto de la falta de valores, de la falta de pensamiento y reflexión, de la cultura del facilismo, la ambición y codicia, de los egoísmos de los egos inflados y de la soberbia, la prepotencia, el narcisismo y el hedonismo, entre otras consideraciones.

Tú puedes hacer algo para minimizarla o evitarla. En lo público, sabiendo razonar tu voto y elección política y en lo personal manejarte en los parámetros de la racionalidad, los valores y el continuo esfuerzo de superación.

Las crisis nacionales y globales las generamos el conjunto de la humanidad, y las personales son las que padecen los individuos y sus actitudes para enfrentarlas.

Pensar, reflexionar, corregir y actuar es necesario e inevitable para superar las crisis sin escuchar los cantos de sirenas, las promesas y soluciones facilistas, en lo personal y lo social. En cada uno está la clave y en el conjunto armónico e inteligente y responsable la solución.

Bienvenidas las crisis que también son oportunidades, que nos permiten aprender corregir y progresar.

Para mayor reflexión de los lectores transcribo la definición de crisis de Wikipedia, la misma que se explica por si sola: “Crisis es una coyuntura de cambios en cualquier aspecto de la realidad organizada pero inestable, sujeta a la evolución, especialmente, la crisis de una estructura.

Los cambios críticos, aunque previsibles, tienen siempre un grado de incertidumbre en cuanto a su reversibilidad, grado de profundidad, pues sino serian meras reacciones automáticas como las físico – químicas. Si los cambios son profundos, súbitos, violentos y sobre todo traen consecuencias transcendentales, van más allá de una crisis y se pueden denominar revolución.

Las crisis pueden designar un cambio traumático en la vida o la salud de una persona, o una situación social inestable y peligrosa en lo político, económico, militar, etc.

También seria definición de un hecho medioambiental de gran escala, especialmente el que implica un cambio abrupto.

De manera menos propia se refiere con el nombre de crisis las emergencias o las épocas de dificultades de las crisis”.

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