En el siglo XXI lamentablemente la soberbia de algunos filósofos y pensadores se queda corta ante la de ciertos políticos que convertidos en sabelotodo, están destruyendo y empobreciendo a varios pueblos y países en el mundo. Se suman a ellos los fundamentalistas religiosos, políticos que imponen sus caprichosas y sin sentido leyes y normas, que no solo esclavizan a los seres humanos que controlan, sino que pretenden imponer sus creencias al resto del mundo y asesinan a los que se oponen y a los pacíficos habitantes que pertenecen y practican otras creencias en lo religioso o político.

Han pasado más de dos mil años desde Sócrates a nuestros días. Nació el cristianismo y otras religiones, proliferaron y se impusieron varias teorías políticas, revoluciones, guerras, avances tecnológicos y cambios profundos en todos los campos, pero lamentablemente no hemos cambiado en nuestro ser profundo, y así vemos con mucha preocupación la proliferación de los “sabelotodo” en la política que nos quieren imponer leyes y controles que llegan no solo al absurdo, la brutalidad y violencia sino que además atenta y tratan de destruir la esencia del ser humano, la de ser libres, pensar y expresarse con libertad.

Quieren controlar todo, desde como alimentas tu cuerpo, a como alimentas tu mente, que debes estudiar, creer y leer. Estamos retrocediendo en forma alarmante destruyendo la esencia del ser humano: su libertad.

Legislan para controlar y esclavizar y en ciertos países, que presumen de democracia, la utilizan como vulgar prostituta para sus perversos fines, sus insaciables egos, sus enormes bolsillos en los que con la corrupción pueden llevarse a un país completo, con esclavos incluidos.

Este es un llamado a todos los ciudadanos libres del mundo a poner fin a esta barbarie del siglo XXI, decir basta con todos los instrumentos que podamos, partiendo de la desobediencia civil y otros procesos para contener esta interminable enfermedad que se está convirtiendo en pandemia mundial, con virus mutantes que tienen variables en cada país pero que matan en un corto o largo plazo, pero tienen el mismo fin, esclavizar pueblos y enriquecerse con la corrupción, destruyendo de tal manera a las naciones, que la convalecencia y la recuperación puede durar muchos años y así muchas generaciones no llegarán a conocer la libertad, ¡qué tristeza!

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