Reflexionando sobre Refranes I
Por: Joseph Garzozi Buchdid - Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
“La luz es la sombra de Dios.” Refrán latino.
En este juego de palabras podemos reflexionar sobre la presencia y ausencia de Dios en nuestras vidas.
Su sombra protectora nos protege pero a su vez nos ilumina y guía por el camino de la vida, llena de incertidumbres, zona oscuras, miedos pero también alegrías y felicidad. Esa sombra/luz nos puede cobijar e iluminar en nuestros momentos difíciles.
Leía que con todas las investigaciones y avances de la ciencia en el campo del genoma humano, han encontrado un gen que determinaría nuestra religiosidad.
La pregunta y reflexión es ¿si está en nuestra genética la religiosidad, la mayor o menor actuación religiosa, o la ausencia de ella estaría condicionada a la influencia de un gen?
Si esta investigación se confirma, podría ser manipulada por los que detentan el poder y llevar al ser humano como ovejas al redil que les convenga.
Siendo el ser un humano concebido como un individuo libre al momento de su nacimiento, al igual que un cd o pendrive se iría programando en el gen, con el contenido de varios programas que determinen sus actuaciones y vida en la computadora cerebral, que a su vez se puede cambiar, borrar programas y reformatearla.
Me cuesta aceptar que el ser humano, sus valores y principios sean tan simples e iguales a una computadora y su programación. Si bien es cierto que hay similitudes, no es menos cierto que el cerebro humano tiene su propio desarrollo, procesos, conexiones y sobre todo los que se vinculan con su alma y su conciencia, estas últimas, ausentes en una computadora.
Podemos estar en muchos casos condicionados por el “hardware” de nuestro cuerpo mediante el cual se expresa el alma y la conciencia de cada ser humano. Leí también que no encontraron diferencias entre el cerebro de Einstein y otros seres humanos; si la información es correcta, todos somos iguales en lo físico pero muy diferentes en lo espiritual, es el alma de cada individuo lo que hace la diferencia.
Así nos hizo Dios y hasta ahora no hay nada que certifique lo contrario y su ausencia cada vez mayor en occidente y su fortaleza en el medio y lejano oriente, está haciendo que el mundo se polarice cada vez más.
Dios está en la sombra y la luz de nuestras vidas, cada cual debe encontrar su camino y razón de vivir y creer.
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