Refrán actualizado al Siglo XXI
Por: Joseph Garzozi Buchdid - Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
“Un comerciante astuto puede enseñarle a un ladrón.” Refrán rumano.
“Un político astuto puede enseñarle a muchos ladrones.” Refrán actualizado al siglo XXI.
Algo que no deja de asombrarnos son los escándalos de corrupción que día a día nos traen los medios de comunicación, protagonizados por los astutos políticos de tantos países, por lo que las excepciones son cada día más escasas y nos preocupa más. La corrupción al igual que la putrefacción destruye la fruta, la primera destruye a los países.
El refrán rumano que he actualizado, refleja un hecho dramático y preocupante. Los políticos astutos y corruptos pueden enseñar, no solo a muchos que ya tienen el germen de los ladrones, sino que además cómo la putrefacción contagia y destruye a los que no tenían el germen de la corrupción.
Así todos pasan a formar y engrandecer el círculo de corrupción, al punto de que muchos países ya integran no sólo el poder ejecutivo, también el legislativo, el judicial y todos; convirtiendo países como Venezuela y su revolución del socialismo del siglo XXI en la fruta putrefacta que contagia a todos los países que siguen dicha corriente política. Así los astutos políticos cubanos que formaron a los venezolanos y ambos al círculo latinoamericano, que está asfixiando y matando a otros países latinoamericanos, incorporaron a otros países a su club.
Pero este virus no es exclusivo de unos pocos países, ya se convirtió en una pandemia mundial con diferentes niveles de contaminación y afectación.
En los países en que hay separación de poderes, principios y respeto a las leyes, el mal se controla, combate, extirpa y se sanciona y ello nos devuelve la esperanza, en lo que se refiere al entorno mundial, pero nos entristece profundamente por todos aquellos países de las Américas, África, Asia y ciertos de Europa y Oceanía, en diversos niveles, donde la epidemia de corrupción se mantiene y multiplica.
Lo preocupante es que por intereses políticos, económicos y de otro tipo, los países que podrían ayudar a combatir este mal miran a otro lado, por convenir a sus intereses, y es allí que esta evasiva actuación confirma otra forma de corrupción, manteniendo y ampliando el círculo mundial de los astutos políticos que se enriquecen no solo con la corrupción en sus países, sino también con el juego de la llamada entre comillas “política mundial”, que también los beneficia en forma corrupta.
¿Lograremos algún día controlarla y reducirla, o iremos a una confrontación sangrienta interna y externa para salvar al planeta del proceso de putrefacción?
La primera cruzada y forma de combatir la corrupción es una ciudadanía activa y unida que no ceda terreno, y con sus votos y fórmulas que tengan en cada país, cambien el destino fatal que se vislumbra en estos primeros años del siglo XXI.
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