Corrupción
Por: Joseph Garzozi Buchdid - Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
La corrupción corroe a los individuos, a las familias, a la sociedad, a los países y con todo ello al mundo.
Es el cáncer mortal que está consumiendo y destruyendo desde el interior de los países, con sus administradores, todas las esperanzas de un futuro mejor a sus ciudadanos.
No son solo las guerras o los conflictos, o los desastres naturales, son los hombres y mujeres que supuestamente deben luchar para sacar adelante sus países y, en el sector privado, sus empresas los que lamentablemente terminan afectándolas y destruyéndolas.
No hay continente libre de este cáncer, desde África hasta las Américas, desde Europa hasta Asia, para terminar en Oceanía
No se ha encontrado la vacuna contra este cáncer que tiene un efecto, deseado y aceptado por algunos países y bancos que son los beneficiarios de todas las fortunas mal habidas.
Otra industria que se beneficia de estos dineros manchados de sangre, hambre y destrucción, es la inversión en bienes raíces. Impresiona ver cómo los políticos y los empresarios y los narcotraficantes lavan los dólares, originados por la corrupción.
Hemos perdido los valores y “Don Dinero”, el nuevo Dios, día a día extiende su reino sobre la faz de la tierra.
La lucha contra la corrupción, al igual que los medicamentos y tratamientos contra el cáncer, tienen algunas curas, pero ninguna vacuna.
Algunos países son frontales en su lucha contra la corrupción, pero son pocos y son la excepción que confirma la regla.
La regla es el dinero, hay que tenerlo como sea y al precio que sea. Así desde la familia, y con ella las sociedades, las ciudades y países cada día se suman al gran número de infectados por el cáncer de la corrupción mundial.
La corrupción no solo es dinero, es un cáncer que destruye la moral, los valores, la vida y todo el ser y hacer del hombre. Como expresó Simone de Beauvoir: “Lo más escandaloso que tiene el escandalo es que uno se acostumbra”. Lo mismo podemos decir de la corrupción, estamos acostumbrándonos a convivir con ella y al así hacerlo, terminaremos devorados y destruidos por éste, el más maligno y extendido cáncer de la humanidad: la corrupción.
Hemos perdido el concepto y la importancia de la enseñanza de valores y con ello debilitado las posibilidades de combatir la corrupción.
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