La Mentira
Por: Joseph Garzozi Buchdid - Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
“Podrás engañar a todos durante algún tiempo; podrás engañar a alguien siempre; pero no podrás engañar siempre a todos.” Abraham Lincoln.
“A una colectividad se la engaña siempre mejor que a un hombre.” Pio Baroja.
Comenzaré reflexionando sobre muchos de los actores políticos, que tal como lo expresan los pensamientos que encabezan este escrito, nos mienten, podríamos decir, casi todos los días, colectivamente. Muchas veces sus verdades y propósitos cubren grandes mentiras como lo que todo lo que hace es para beneficiar al pueblo y a los más necesitados, cuando en realidad son los más utilizados por sus desmedidas ambiciones de poder, enriquecimiento ilícito y otros fines.
Muchos políticos, con honrosas excepciones, consideran que ser bueno y hábiles políticos es saber mentir, manipular, engañar, así se mienten a sí mismo y a sus pueblos creando una cadena de corrupción que está asolando el mundo.
“La mayor parte de los hombre, falseando la verdad, prefieren parecer a ser.” Esquilo.
“Tiene mucho de mentira decir verdades que no se sienten”. Alphonse Karr.
Los dos pensamientos anteriores son parte de la forma de vida de los políticos, de los diplomáticos y de casi todos los seres humanos, que debemos mentir como parte de la cultura para sobrevivir, las normas que rigen la vida de los seres humanos, en muchos campos.
Cuantas veces decimos que gusto verte, para a paso seguido expresar en nuestro interior o a alguien de confianza, que disgusto tuve al ver al alguien que no nos agrada. Con cuantas mentiras justificamos nuestros atrasos o incumplimientos a diario. Con esta breve reflexión podemos observar claramente que la mentira en sus diversas manifestaciones es una constante en nuestras vidas y que por lo tanto debemos clasificarlas en mentiras “piadosas” o positivas y a otras en mentiras destructivas y negativas.
Si nos invitan a cenar y nuestros anfitriones nos preguntan si disfrutamos la comida, responderemos que nos encantó, cuando fué todo lo contrario, esto es una mentira “piadosa”, positiva que alegra a todos y no hace daño.
Pero si sabemos que algún alimento puede perjudicar a alguien que nos desagrada y le decimos que no contiene nada que le afecte a sabiendas que es lo contrario, mentimos para hacer daño y perjudicar.
Este tipo de mentiras utilizadas en tantas formas constituyen faltas graves y pueden hacer mucho daño.
“El que recibe lo que no puede pagar, engaña”. Seneca
“La vida es demasiado corta para perder una parte fingiendo”. Alfred de Vigny
“Nada es tan difícil como no engañarse” Ludwig Wittgestein
Vivimos mintiéndonos nosotros mismos para aparentar ante otros por pretender tener sin poder, no solo adquiriendo cosas que no podemos pagar, sino también vistiendo prendas costosas y marcas fuera de nuestro alcance y concurriendo a eventos costosos, pues tenemos que aparentar.
Vivir la vida mintiendo y fingiendo es agotador y destructor, y ello puede impedir y condicionar nuestra felicidad, nos volvemos inseguros pendientes del qué dirán y así no llegaremos a ningún destino feliz.
Por ello, concluiré reconociendo que en nuestras vidas las mentiras forman parte de las mismas, valga la redundancia, en sus distintas formas.
“Lo que me anonada no es que me hayas mentido, sino que en lo sucesivo no podré creerte”. Friedrich Nietzsche.
Controla tus mentiras porque ellas determinan tu vida, tu credibilidad, tu autenticidad y sobre todo tu tranquilidad.
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