La influencia y presencia de estos en nuestras vidas y en la de millones de habitantes del planeta se destaca en los anales de la historia.

Nos despertamos con las campanadas o sonidos de relojes de procedencia de uno de estos países, éstos nos marcan las horas, días y meses; desayunamos con vajillas, cubiertos, preparamos y conservamos los alimentos en refrigeradoras, cocinas, batidoras, hornos y diversos pequeños electrodomésticos, originarios de dichos países.

Las noticias y programas de las radios y televisión, así como la música nos llegan por medio de equipos de los citados países. Las celebraciones de cumpleaños, bodas y otras llevan los sellos japonés o chino en los órganos, pianos e instrumentos musicales, para culminar en las fotografías del recuerdo tomadas con cámaras de dichas procedencias.

Los tejidos, las lentes y muchas prendas y artículos personales tienen partes, sino todo, procedentes de esta trilogía. No importa nuestra condición económica, pues aunque ésta sea muy modesta no nos priva de utilizar algo de ellos, del taxi al bus, o del camión a la moto o bicicleta, o todos los equipos electrónicos, computadoras y un largo etcétera.

Las pilas, lámparas, las distracciones de los dibujos animados y últimamente hasta las grandes producciones cinematográficas y televisivas tienen el sello japonés por inversión o producción, al igual que el coreano o chino.

Para completar el cuadro la navegación, desde los grandes barcos, hasta los botes y motores fuera de borda, son en su mayoría de alguna marca de estos países.

Si hemos analizado que del reloj al equipo de música y de la televisión a la transportación, los tres países nos marcan con sus marcas, qué diremos de la conversación y comunicación, teléfonos de todo tipo, copiadoras, computadoras, a todas horas nos dicen que Japón, Corea del Sur y China están presentes.

Cuando creemos haber comprado algo de otro origen, resulta que tienen componentes, fibras, partes o licencia japonesa, coreana o china; y es gracias a sus habilidades y desarrollo tecnológico que Japón, Corea y China están en nuestras vidas en todos los campos, todos los días.

Los nombres japoneses, coreanos y chinos ya no son ni extraños, ni difíciles, todos nos suenan familiares y ello quiere decir justamente que son parte de nuestras vidas, como nuestra familia, inclusive con sus nombres propios.

Así la trilogía Japón, Corea del Sur y China está presente en la vida de los habitantes del mundo, se los siente más cercanos y con ello más interdependientes con nuestros países y el proceso de globalización.

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