La juventud no es una etapa de la vida, es un estado de la mente, un resultado de la voluntad, una cualidad de la imaginación,

una emoción intensa, una victoria del coraje sobre la timidez, del gusto de la aventura sobre el amor a la comodidad.

Uno no se hace viejo por haber vivido cierto número de años, uno se hace viejo cuando abandona su ideal.

Los años arrugan la piel; renunciar a sus ideales arruga el alma.

Las preocupaciones, las dudas, los miedos y la desesperanza son los enemigos que lentamente nos inclinan hacia la tierra

y nos convierten en polvo antes de morir.

Joven es quien se sorprende y maravilla. Quien explora como un niño insaciable:

¿y después qué? Quien desafía los acontecimientos y encuentra alegría en el juego de la vida.

Eres tan joven como la confianza en ti mismo. Tan joven como tus aspiraciones. Tan viejo como tu depresión.

Sigues siendo joven mientras seas receptivo. Receptivo a lo que es bello, bueno y grande.

Receptivo a los mensajes de la naturaleza, el hombre y el infinito.

Si un día tu corazón se satura de pesimismo y es corroído por el cinismo,

que Dios pueda tener piedad de tu alma envejecida.

General Douglas Mc Arthur