Super User
Por: Joseph Garzozi Buchdid.-
La definición básica de poder en el diccionario es “fuerza y vigor”.
El fútbol, deporte mundial número uno, es un poder con muchas lecturas tales como: movilizar, generar, emocionar, cautivar, fanatizar, alegrar, entristecer, atraer, enriquecer, comprometer y mucho más.
El Mundial de Fútbol pone nuevamente la fortaleza del poder futbolístico. Primero que mueve millones de dólares en todos los campos y en todo el mundo. Moviliza así mismo, millones de personas en todo el planeta y en cada uno de los países, tanto el que viaja a otro país, como el que permanece en su residencia es cautivado, alegrado o entristecido por los resultados de cada partido.
Además de emocionado, enriquecido o empobrecido, por las apuestas futbolísticas o por negocios que se vinculen a este deporte y torneo mundial, pueden llevar nuevos ingresos a dueños de un café o bar, en cualquier pueblo pequeño de cualquier país, donde con un televisor pueda ofrecer y atraer a los clientes a su local.
Por: Joseph Garzozi Buchdid.-
“La democracia perfecta solo puede existir en una sociedad de ángeles”.
“La política saca a flote lo peor del ser humano”.
“Los científicos se esfuerzan por hacer posible lo imposible. Los políticos, por hacer lo posible imposible”.
“Los políticos son siempre iguales. Prometen construir un puente incluso donde no hay rio”.
“En política todas las victorias son efímeras, y todas las derrota son provisionales”.
Como introducción, comparto con los lectores estas reflexiones que grafican algo de cómo somos los iberoamericanos, incluidos España y Portugal. En la década de los sesenta y los setenta en pleno auge del turismo en España la autoridad turística española editó un folleto que en resumen de lo que recuerdo decía: “Para disfrutar de España usted no presuma en ninguna área ante un español, por más humilde que sea, porque todos los españoles se consideran reyes”.
Lo expuesto, refleja una realidad que sumada a la actual de los complejos tribales de cada autonomía, grafican lo complicado de armonizar un país tan diverso, donde cada cual es un rey, lo que es la base de la anarquía, y donde cada tribu se considera superior a las restantes tribus autonómicas.
De alguna manera estas son características que las heredamos los iberoamericanos. Nuestras estructuras sociales y divisiones reflejan estas dos características, entre otras, así se han creado las “monarquías políticas partidistas” de los Castro en Cuba, de los chavistas en Venezuela, la que quiere establecer Evo Morales en Bolivia, la que tuvieron los Kirchner en Argentina y la que intentó Rafael Correa en Ecuador, entre otras.