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Por: Joseph Garzozi Buchdid.-
“No hay nada en nuestra inteligencia que no haya llegado a ella por medio de los sentidos”.
“A los sentidos no engañan, engaña el juicio”.
“Raro y celestial don: el que sepa sentir y razonar al mismo tiempo.”
“En las grandes crisis el corazón se rompe o se endurece. Los seres más sensibles son los seres más sensatos”.
Tratar en una sola corta reflexión sobre los sentidos y sentimientos es desafío difícil, por ello y para mejor entendimiento de todos, comenzaré por indicar que nos limitamos al análisis de los cinco sentidos definidos por Aristóteles hace muchos años, que son los siguientes: Vista, oído, olfato, gusto, tacto, que controlan nuestra capacidad de percibir.
Por: Joseph Garzozi Buchdid.-
No importa cuánto dura la vida, ni cuán rápido pasa. Lo trascendente es lo que hacemos con ella.
La vida es como un viaje por mar: Hay días de calma y días de borrasca. Lo importante es ser un buen capitán de nuestro barco.
No hay más que tres acontecimientos importantes en la vida: Nacer, vivir y morir. No sentimos lo primero, sufrimos al morir y nos olvidamos de vivir.
Con estos tres pensamientos trato de resumir lo que significa cada año de vida. La primera lectura es que vivimos un año más y la segunda es que vivimos un año menos de lo que nuestro destino nos marcó.
Por: Joseph Garzozi Buchdid.-
Nadie en nuestro planeta es ajeno al incremento de los desastres naturales en todos los países y continentes.
Su incremento, fuerza y frecuencia, es como un grito desesperado de la Tierra para decirnos ¡basta! Me están matando y con ello lo están haciendo con todos los seres vivos, para terminar suicidándose los humanos.
La Organización Mundial de la Salud, OMS, nos da las siguientes cifras: “2.100 millones de personas carecen de agua potable en el hogar y más del doble no disponen de saneamiento seguro.” Como resultado, 361.000 niños menores de 5 años mueren cada año a causa de la diarrea.
Los objetivos para mejorar y cambiar estas cifras en mejores resultados serán, según mi criterio, muy difíciles de lograr. Pues por un lado contaminamos más nuestras fuentes de agua con todos los desechos y químicos que generamos, y luego pretendemos purificar esas aguas contaminadas con mayores recursos económicos y menores resultados ante la creciente población. Es un círculo vicioso.
Con los gritos desesperados del planeta (desastres naturales) que no atendemos ni entendemos, la situación irá a peor. Ciudades destruidas y sus plantas potabilizadoras, sus centrales eléctricas, sus líneas de distribución en todos los campos, al igual que las de comunicación destruidas y afectadas, sumadas a los países afectados por conflictos armados, guerras, crisis económicas y sanitarias, proyectan un desalentador futuro.