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Por: Joseph Garzozi Buchdid.- 

 

La democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo. Se puede engañar todo el tiempo a una parte del pueblo y a todo el pueblo una parte del tiempo, pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo.

Abraham Lincoln

En las muchedumbres lo que se acumula no es el talento sino la estupidez.

Gustave Le Bon

La naturaleza nunca hace nada sin motivo

Aristóteles

Vivimos tiempos revueltos donde, simultáneamente se dan en nuestro planeta en varios países y continentes los agresivos y destructivos conflictos entre ciudadanos y sus gobiernos, al igual que los desastres naturales, contribuyendo ambos en igual forma a la destrucción, las muertes, la crisis política y con ellas, las crisis económicas.

Por: Joseph Garzozi Buchdid.- 

Nadie en nuestro planeta es ajeno al incremento de los desastres naturales en todos los países y continentes.

Su incremento, fuerza y frecuencia, es como un grito desesperado de la Tierra para decirnos ¡basta! Me están matando y con ello lo están haciendo con todos los seres vivos, para terminar suicidándose los humanos.

La Organización Mundial de la Salud, OMS, nos da las siguientes cifras: “2.100 millones de personas carecen de agua potable en el hogar y más del doble no disponen de saneamiento seguro.” Como resultado, 361.000 niños menores de 5 años mueren cada año a causa de la diarrea.

Los objetivos para mejorar y cambiar estas cifras en mejores resultados serán, según mi criterio, muy difíciles de lograr. Pues por un lado contaminamos más nuestras fuentes de agua con todos los desechos y químicos que generamos, y luego pretendemos purificar esas aguas contaminadas con mayores recursos económicos y menores resultados ante la creciente población. Es un círculo vicioso.

Con los gritos desesperados del planeta (desastres naturales) que no atendemos ni entendemos, la situación irá a peor. Ciudades destruidas y sus plantas potabilizadoras, sus centrales eléctricas, sus líneas de distribución en todos los campos, al igual que las de comunicación destruidas y afectadas, sumadas a los países afectados por conflictos armados, guerras, crisis económicas y sanitarias, proyectan un desalentador futuro.