Gobierno - Gobernar
Gobierno - Gobernar
Como no podemos cambiar a los hombres a cada paso, cambiamos las instituciones.
Para un gobierno injusto, el mártir es más nocivo que el rebelde.
El que puede gobernar a una mujer, puede gobernar a una nación.
Quien no sabe gobernar es siempre un usurpador.
Gobernar es pactar; pactar no es ceder.
Un país gobernado por la opinión no lo está por la competencia.
La razón del estado no se ha de oponer al estado de la razón.
Gobernar no es mandar, por mucha mayoría que se tenga.
El gobierno despótico es un orden de cosas donde el superior es vil y el inferior está envilecido.
Gobernar significa rectificar.
Confiamos demasiado en los sistemas y muy poco en los hombres.
Una mayoría vale lo que vale el gobierno que la pone en movimiento.
He de gobernar de acuerdo con el bien general, no de acuerdo con la voluntad general.
La dictadura es el sistema de gobierno en el que lo que no está prohibido es obligatorio.
Los gobiernos tienen muy poca influencia sobre la felicidad privada del hombre.
Los pueblos tienen el gobierno que se merecen.
La democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
La dictadura no se evita declamando contra ella, sino haciéndola innecesaria con nuestra rigurosa disciplina del deber.
Los hombres de estado son como los cirujanos: sus errores son mortales.
Nada más triste que el espectáculo de un país que por temor soporta un gobierno detestado.
Para el vasallo afligido viene a ser lo mismo que el gobierno se equivoque por malicia que por ignorancia.
El mayor peligro del gobierno es gobernar demasiado.
El principio del gobierno democrático es la virtud.
Curiosamente los votantes no se sienten responsables de los fracasos del gobierno que han votado.
Interesarse por los intereses de todos es propio de un gobierno ordinario; preverlos es digno de un gran gobierno.
Los hombres intentan gobernar a los demás, pero evitan gobernarse a sí mismos.
Ningún pueblo cree en su gobierno. A lo sumo, los pueblos están resignados.
El despotismo es imposible si la nación está ilustrada.
La fuerza de los que gobiernan no es, realmente, más que la fuerza de los que se dejan gobernar.
Una dictadura es un régimen en el que la gente recita en lugar de pensar.
Un estado está bien gobernado cuando los ciudadanos obedecen a los magistrados y éstos a las leyes.
El estado llama ley a su propia violencia y crimen a la del individuo.
Los bolsillos de los gobernantes deben ser de cristal.
Si un pueblo tiene el gobierno que merece, ¿cuándo mereceremos no tener ninguno?
La prudencia que sabe retractarse es una de las formas del arte de gobernar.
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