Si podemos formularnos la pregunta: ¿Soy o no responsable de mis actos? Significa que sí lo somos.
Cualquier cosa debe tomarse seriamente, nada trágicamente.
Los esfuerzos individuales nos traerán el progreso general.
Sin prisa pero sin descanso. Un gran sacrificio resulta fácil;
los que resultan difíciles son los continuos pequeños sacrificios.
No hace falta confiar para emprender ni tener éxito para perseverar.
Hay que resistir siempre. Nunca se es vencido del todo.
El esfuerzo llama a sí a los mejores.
Nada es más contrario a la curación que el cambiar frecuentemente de remedio.
Los banqueros te prestan un paraguas cuando brilla el sol
y exigen que se lo devuelvas cuando empieza a llover.
El miedo es el cuarto oscuro donde la negatividad se desarrolla.
No existen los tiempos malos, es malo el hombre.
Los valores morales se pierden sepultados por los económicos.
El éxito de las empresas materiales es fracaso, al fin,
si no le acompaña el éxito en las empresas morales.
Llovió tan fuete que todos los cerdos se lavaron y todos los hombres se emporcaron.
En la naturaleza no hay recompensas o castigos; hay consecuencias.
El único peligro real que existe es el hombre mismo.
Todo es peligroso. Pero de no ser así, no valdría la pena vivir.
El presente es la viviente suma total del pasado.
Si nunca pensamos en el futuro nunca lo tendremos.
Nadie puede ser verdaderamente rico si sus vecinos son pobres.
¿Qué pueden las leyes allí donde solo el dinero es el rey?
El pretexto para todas las guerras: conseguir la paz.